El Irónico «Rescate» de Luis Alberto

Memoria contra El Olvido

La reciente declaración del candidato del PLD, Luis Alberto, prometiendo «rescatar» la ciudad, suscita una mezcla de incredulidad y consternación en aquellos que recuerdan la gestión de su partido en el pasado. Resulta irónico que el mismo término «rescate» sea utilizado por quien formó parte de un gobierno que presenció la decadencia y el abandono de diversos aspectos vitales de la ciudad.

Durante los gobiernos del PLD, la ciudad fue testigo de un deterioro significativo: espacios públicos fueron repartidos, la planificación urbana dejó de ser una prioridad, y el abandono de instituciones clave, como los bomberos, los mercados, y el cementerio, era evidente. El cierre de escuelas laborales y la precaria situación salarial de muchos empleados pintaron un panorama desolador.

Ahora, en una ciudad que ha experimentado mejoras notables bajo la administración actual de Manuel Jiménez, resulta audaz escuchar a un candidato del PLD proclamar que «rescatará» lo que su propio partido contribuyó a descuidar. Es una falta de respeto hacia la memoria colectiva de la población, que aún recuerda los días en que la corrupción e impunidad eran moneda corriente.

La población no olvida los tiempos en que el PLD gobernaba y la ciudad se sumía en una precariedad preocupante. La utilización del término «rescate» parece apelar al olvido, ignorando el pasado y desestimando los esfuerzos actuales por mejorar las condiciones de vida en la ciudad.

La ciudad no fue secuestrada recientemente; fue durante gobiernos anteriores que se perpetraron acciones que dejaron secuelas en la infraestructura y el bienestar de la comunidad. En este contexto, la promesa de «rescate» no solo carece de credibilidad, sino que representa una afrenta a la memoria de aquellos que vivieron los desafíos de un pasado reciente.

La ciudadanía debe mantener una mirada crítica y recordar los episodios de corrupción e ineficiencia que marcaron el periodo anterior. Las promesas de «rescate» deberían ir acompañadas de acciones concretas y un genuino compromiso con la mejora, reconociendo las responsabilidades del pasado en lugar de intentar reescribir la historia con discursos vacíos.

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